En
nuestra vida diaria, seguramente alguna vez hemos dicho o escuchado frases como “una imagen dice más que mil
palabras”, “como te ven, te tratan”, o “la primera impresión jamás se olvida”,
y efectivamente, las personas vierten una importancia generalizada a la
apariencia; a la imagen.
A
través de la imagen, existe una representación mental que los individuos crean
sobre una persona. Al llegar a dicha representación, está por medio el proceso
de percepción, en donde lo físico-psicológico forma parte importante para
lograr una interpretación. Esta imagen que se proyecta hacia la colectividad,
se convierte en un elemento integrante e importante en la opinión pública, es
lo que se conoce como “imagen pública”.
Indudablemente, hay tantos estilos de vestir como personas y
opiniones. La vestimenta de una persona puede denotar que era lo único limpio
que quedaba dentro del armario o una serie de creencias, moda y prácticas con
una marcada ideología que voluntariamente se desea connotar a través de la
forma de vestir. Mientras en un contexto una imagen puede ser
favorable, en otro puede ser lo contrario.
Existe
una disciplina que se encarga del estudio sistemático de la imagen pública: la
“imagología”, la cual permite la creación, desarrollo y mantenimiento de la
imagen pública de una empresa o persona, tomando en cuenta tres aspectos: la
apariencia física, las estrategias de comunicación verbal y las estrategias de
comunicación no verbal, mismos que permiten la obtención de una imagen
coherente entre el decir, hacer y parecer.
La
imagen personal es nuestra carta de presentación. Aunque cambiar la imagen se
escuche fácil, es un trabajo que va más allá. Desde el lenguaje corporal, los
gestos, la postura, la proxémica, la higiene facial, el lenguaje, el tono de
voz, el vestuario, el corte del cabello, las relaciones públicas, etc.
Decimos
más con el cuerpo que con las palabras. El cuerpo es un elemento magnífico de
comunicación y es la tarjeta de presentación de una persona, que debe ir acompañado
del control del lenguaje verbal y no verbal.
La
buena presencia, ser y sentirse agradable a la vista de los demás, hace a las
personas más seguros de sí mismas, lo que mejora su desarrollo personal,
profesional y social.
La
imagen es un activo muy importante que hay que cuidar.
En el siguiente video, Alvaro Gordoa, experto en el tema; da una explicación sencilla y completa sobre el tema de Imagen Pública.